2/24/2009

Anochece 7

Escucha. No se oye nada en quilómetros a la redonda. Esta casa es tan pacífica cuando está vacía...

He descubierto el motivo por el que mi hermano me trajo aquí. Llevamos tres días de estancia, por lo que decidí preguntarle cuánto tiempo tenía pensado que nos quedaramos en el campo, a lo que el contesto así:


- Jolene, todavía me quedan dos días de vacaciones... Y... sabes?... He pensado que quizás sería divertido que vivieramos aquí juntos durante un tiempo... En fin, Marta y tu... Bueno, os llevais bien, y a lo mejor ahora te haría falta estar junto a alguien... Ya sabes... Acompañada...


- ¿Quieres vigilarme? ¿ Es por eso por lo que Leo vino a mi casa? Pensé que quería dinero, pero en realidad lo unico que quería era ver como andaba la hermana depresiva, ¿no? Me dais asco.


- Jolene.- Hizo una larga pausa, en la cual no parpadeó ni un segundo, intentando socavar mis ganas de pelear.- Sabes que nada de lo que hacemos lo hacemos con mala intención. Sin embargo somos conscientes de que ya antes de que el desapareciera, tu tenías serios problemas. Primero lo de papá y mamá, después lo de mi enfermedad, la indiferencia de Leo, tu frustración general y tu perdida de fe hacia el mundo.Y eso... Ahora el desaparece sin motivo aparente, y sin dejar rastro. Y no tengo ni que contar tus excesos con la bebida y la marihuana y tus ataques violentos y depresivos de después de consumir.


- Eso pasó...


- Si, efectivamente pasó. Esta en todas nuestras mentes, aunque ya no sigas haciendolo. ¡Pero mírate! Tu si que das asco físicamente, desarreglada y con unas ojeras que parecen nubarrones. Además, estás en los putos huesos. Hazte un favor y quédate aquí con nosotros. Solo será durante un tiempo, y cuando crea que estás bien iremos a buscarte un trabajo. Borraremos los malos recuerdos y podrás volver a tener una vida normal.


- ¿Cuándo tuve yo una vida normal?.- Susurré mirando al suelo.


El gran C, como tu lo solías llamar me miró, cerró los ojos con expresión dolorida y se levantó de las sillas de madera nacarada del jardín. Me dejó allí, contemplando la inmensidad de los campos cultivados, y la piscina de fondo rajado. Hasta donde yo recuerdo, esa piscina siempre ha estado así, rota. Como los 5 últimos años de mi vida... Malditos. A lo mejor es la hora de que me disculpe contigo... A lo mejor el Gran C si tiene razón y yo debería quedarme aquí con él, e intentar olvidarlo todo. Olvidar la compasión y mi actitud despectiva hacia mi misma y todo lo que me rodea. A lo mejor...


Después de esa reflexión, entré en la casa, donde estaban Marta y C sentados en el sofá, con grave expresión. Les conté la conclusión hasta la que había llegado, y también les sugerí que no me había gustado para nada que me engañaran para llevarme hasta la casa de campo. Odio que me engañen, hasta donde puedo recordar, todavía soy una persona que puede razonar... O bueno, teniendo en cuenta todo lo que me ha pasado últimamente, quizás no, pero en fin, prefiero que las cosas se me digan directamente.


[...]


Disociación de la personalidad... ¿Podrán verse alucinaciones cuando uno tiene la personalidad disociada?... ¿Pueden verse alucinaciones cuando uno ha abusado de las sustancias psicoactivas?


Si eso es realmente posible, he encontrado una explicación a mis encuentros con Damon. Si, ya tiene nombre. Los ojos de plata corresponden a Damon, como el ha decidido desvelarme. C se ha ido con Marta a la ciudad, a arreglar unos temas de trabajo, a por comida, y un par de cosas "imprescindibles" según me han dicho, yo me he quedado sola en la casa.

Recorriendo el pasillo de la segunda planta, hay un punto en el que se oscurece. Es el pasillo al que yo no me acercaba nunca cuando era pequeña. Al final de ese pasillo hay otra escalera, de paredes blancas y de escalones ondeantes, llena de polvo, por supuesto. Cuando las bajas, se llega a un trastero que comunica con el jardín, o bien puedes dirigirte directamente a la cocina. Este lugar apesta a abandonado.


Existe algo en esta casa que yo no recordaba. Junto al trastero hay una especie de ventanita hecha al completo de madera que comunica con una sala completamente a oscuras. Tiene un olor asqueroso, como si hubiera un animal muerto dentro. Mi hermano cerró el pasillo de arriba y la puerta que comunica la cocina con el cuartillo y la escalera. Decía que en algún momento lo reabriríamos y construiríamos algo que valiera la pena, o lo venderíamos para alguien que se interesara en explotar el campo. No creo en los candados, ya sabes lo que me gusta explorar, y recordar viejos momentos, a veces creo que soy una persona de 60 años, en el cuerpo de una en los veintitantos. Pues imagina lo que he hecho hoy después de que se fueran mi hermano y mi cuñada. Me he internado en las entrañas de la casa, para dirigirme al cuartillo y desenterrar del polvo de la memoria mis juguetes de cuando era pequeña.


Ahí estaba el ventanuco. Me acerqué con curiosidad, y recordé el momento exacto en el que mi hermano y yo, cuando correteabamos jugando por la casa lo encontramos. Comenzamos a desvariar intentando adivinar qué era lo que se guardaba tras aquella puertecilla y por dónde se accedía directamente a la habitación. Siempre pensamos que por detrás existiría una puerta por la que entrar, pero por ese lado de la casa hay mucha vegetación y nos daba miedo intentar adentrarnos de noche entre los árboles (único momento en el que sabíamos que podríamos escapar de nuestros padres), para encontrar una puerta a un cuartillo de las herramientas cualquiera. De todas formas, me vienen flashes a la memoria, imágenes de la parte de detrás, de mi misma apartando unas ramas, de una puerta... Pero creo habermelas inventado...


Abrí la puertecilla, acerqué mi cara con el pulso acelerado, hacia la oscuridad, con las fosas nasales cerradas para evitar el olor a podredumbre que había dentro, con la respiración temblorosa, debido al miedo irracional de encontrar algo que se mueva en la oscuridad. "¡Ahhh!" Alcancé a escupir, cuando unos ojos aparecieron a una velocidad vertiginosa ante los mios. Caí al suelo de espaldas. Cuando pude controlar mis funciones motoras, intenté forzar la puerta de la cocina, y correr hacia las escaleras, tropezando con los escalones, subiendo torpemente, cruzando el pasillo, recorriendo todo el salón de abajo, cogiendo las llaves de la casa de la mesa donde almorzamos e internándome en el camino que llega a la carretera, mientras el sol caía en el horizonte.

Podía ver las puertas metálicas.


Era mi salida. Estaba ahí ante mi. No podía apenas pensar. Solo quería salir de esa finca, pero la puerta estaba cerrada. Mi hermano seguramente había pensado que yo podría cambiar de opinión, e irme tranquilamente a mi casa, o a algún lugar en el que no me encontraran. Una historia del estilo de la de Agatha Christie... Quién sabe... Lo importante es que un candado de un centímetro y medio de grosor me separaba de la libertad. Intenté también trepar por las rejas, pero cuando me encontraba en esa posición tan comprometida, con unas mallas y una camiseta de pijama, con el paquete de tabaco entre los dientes, los cascos del ipod todavía en los oídos, las gafas repletas de gotitas de sudor y las llaves enganchadas en el dedo meñique. Sonó la voz, tan familiar como extraña para mi.


- ... huir ...mi? ...alturas ...aceptado ...tu vida.


Bajé de la verja y apoyé la espalda contra ella, deshaciéndome de los cascos y el paquete de tabaco para poder hablar. Mi expresión le dijo que yo no había oído todo lo que me había dicho, así que con un gesto de impaciencia lo repitió.


- He dicho, que si nunca te cansarás de huir de mi. Que a estas alturas deberías haber aceptado mi incorporación a tu vida. Oye, es una mala costumbre esa que tienes de ir siempre enganchada a dios sabe que música sin respetar a los demás, que puede que estén interesados en hablar contigo.


Asentí, todavía sin saber que decir, mientras él se impacientaba.


- Venga, volvamos a la casa, aquí hace mucho frío.


En realidad lo hacía, no lo había notado hasta que paré de correr y el sudor se me congeló sobre el cuerpo con las ráfagas invernales.


- ¿Cómo me has encontrado aquí?


- Una corazonada... Los mensajes de tu contestador... ¡Por Dios! No hago más que aparecer de la nada, y tu me preguntas que cómo te he encontrado. Te esperaba un poco más despierta después de tres dias sin acercarte a la bebida o lo que sea.

Respondí con el silencio.


- Muévete.- Me ordenó, y lo seguí con la devoción y la renuncia de un esclavo a su nuevo Dios.


- Es bonito el campo en esta estación, ¿verdad?


- ¿Vamos a hablar del tiempo otra vez?


- Solo trataba de dar conversación. Eres una chica excesivamente irritante, ¿lo sabías?


- Algo de eso me han dicho un par de veces.


Nos mantuvimos en silencio, ambos, hasta que llegamos al portalón de madera. Nos sentamos al lado de la chimenea, que contenía todavía algunos rescoldos del fuego que encendió mi hermano. El se acercó a las leñeras y cogió un par de trozos de madera y los tiró al fuego. Tan pronto ambos calleron sobre las brasas, un fuego devorador comenzó a arder. El se puso en cuclillas, con sus vaqueros, su camiseta blanca, y su chaqueta de cuero, al más puro estilo rocker, mientras acercaba sus manos demasiado a las llamas.


- ¿Como debo llamarte?


- ¡Ah! Por fin me lo preguntas educadamente chiquilla. Lo estaba esperando, ¿a que no era tan difícil?.- Le dió una entonación jovial a la frase, pero volvió a su expresión grave, cuando encontró la más pura neutralidad en la mia. - Tengo muchos nombres en realidad, pero prefiero el de Dáimôn. Entónalo como quieras. Se que te gusta el inglés. Deduzco por tu nombre y el de tu hermano que a tus padres también. Así que llamame "deimon", Damon, Daemon... Como quieras. Eso no me importa.


- Daemon... Ese es el nombre de una de esas criaturas mitológicas... Espera... Es uno de los nombres del demonio,o algo así, ¿no?


Se oyeron unas carcajadas inmensas, que hicieron eco por toda la habitación.

- ¿Acaso es eso relevante, querida?


- Bueno, no lo se. Estoy a medio camino de pensar que estoy loca, y a mitad de pensar que eres un angel negro, un acosador, un pirado... Me rondan la cabeza muchas teorías.


- Realmente no importa quien yo sea, es lo que llevo mucho tiempo intentando que entiendas. Solo quiero que recuerdes por qué vas a venir un día conmigo. Ya parece q...


- ¡Contigo?... ¡Cómo?... ¡Dónde?...


- Hablaremos de tu castigo cuando sepas cuál es tu crimen.


- ¿Por qué no me lo dices? ¿Qué demonios he hecho para que no dejes de perseguirme? ¿Es ese tu juego? Eliges a una persona, a ser posible una inestable, y comienzas a implantarle estúpidas ideas en la cabeza, hasta que la persona se vuelve loca y... ¿y se suicida o algo así?


- No. Escojo a personas que han hecho algo mal, que han torcido sus vidas hasta un punto en el que no existe retorno. No tengo por qué hacerlo yo, pero me divierte mucho hacerlo con esos que no recuerdan lo que hicieron.


- Es que yo no he hecho nada.


- ¿Seguro? Solo te diré una última cosa antes de irme. Junio del año pasado. Antes de tu cumpleaños lo recuerdas todo. Pero desde ese día hasta comienzos de octubre no recuerdas nada, ¿me equivoco?


Tras esto, y como siempre hace, desapareció. Cruzó las puertas correderas del salón, y cuando quise alcanzarlo para zanjar la conversación y despejar mis dudas, el ya no estaba en el comedor. Comprenderas que mañana por la mañana, en cuanto mi hermano abra las puertas del camino, llamaré a un taxi y volveré a mi casa. Se que el puede llegar allí cuando quiera, pero al menos se que tengo gente cerca mia. La próxima ciudad está a unos veinte minutos en coche, y no me apetece embarcarme en un viaje, internándome en la oscuridad de las carreteras. No se si el sigue aquí, pero me consuela pensar que si hubiera querido acerme daño, ya lo hubiera hecho. Hoy intentaré dormir algo con la luz encendida, pero será cuando vea amanecer, cuando esté segura de que el no va a volver a por mí.

1 comentario:

  1. Sin palabras. Cada vez Daemon me parece más ¿adorable?, no se si esa palabra puede utilizarse para describirle. De todas formas me estoy enganchando demasiado, no se si quiero saber el final ya o no... Es como estar leyendo alguna saga y ver como se a acercando el final irremediablemente, aunque por lo menos en los libros sé cuantos tomos que quedan, no saberlo aqui es estresante (aunque, que conste, no quiero saber cuanto queda para el final) (Como podras ver mis críticas no pueden llamarse como tales...)

    ResponderEliminar