1/31/2009

anochece 4

Bueeeeno eso es lo que he escrito.
Dejaré el blog para esta historia tanto si la estropeo como si no xD
Y las faltas de ortografía dejadlas ahí que no tengo ganas de corregir xD


"Te escribiría versos vacíos en esta noche calmada. Te susurraría palabras sentidas, y a ratos ignoradas. Pero lo siento, no ahora.
He acabado el último cigarro, y no creo que vuelva a encender uno nunca.
Te describiría lo que haces con mis páginas cada vez que decides mirar en mi dirección.
Pero no ahora, no podría.
Te diría cientos de cosas que nunca pensé antes.
Pero sonarían tan usadas.
Tantos elogios desperdiciados en momentos demasiado apurados.
Y esos segundos de placer revueltos entre las sombras, que nunca se repetirán en la manera en la que lo hicieron.
Haría tanto que lo odiaría, porque sabría que no es cierto.
Te escondes y yo se donde, justo en el sito en el que guardo todo lo que nunca pienso."

- ¡Eso es lo que he escrito? ¡Solo harían falta los sentimientos de un niño para poder escribirlo, y es que acaso yo sigo siendolo?
Mi frustración parecía brotar del piloto rojo del ordenador. Sin batería. No me extrañaba para nada. Algún día tendría que renovarlo, pero no ahora, igual que todo lo demás sería en un ficticio mañana.
El disco duro se carcajeaba de mi a mis espaldas mientras me levantaba a hacerme un te, para relajarme, buscar inspiración... Para no pensar que eran las dos de la mañana y no tenía más tabaco.
" El tabaco es igual que el suicídio". Me dijeron una vez, y lo encontré absurdo e irritante, fue como si en mi cabeza resonaran las palabras de mi "yo" infantil, suplicándole a mi padre que no acortara su vida mientras que yo estuviera presente. Pero en ese caso, en el caso de él, no le encontré sentido a la afirmación. Es una de esas situaciones que siempre recordarás, a las que les das vueltas y vueltas cuando tienes cosas importantes en las que pensar y prefieres eludir. Él quería que yo viviera sin humo, como decían esos spots tan conocidos, pero yo lo castigaba a placer porque más me dolía que quisiese verme vivir mientras me atormentaba no estando junto a mí, no como yo quería.
Pero ya conoces esa historia... Como casi todas las demás.
Esta es ya la cuarta semana del fin de mis dias en el mundo de los cuerdos, pero no volveré a repetírtelo, a veces siento que debes leer mis cartas pasando la vista por encima de los renglones, y solo paras para leer las citas que te dedico, o las películas que te recomiendo.

No he hablado con nadie estos dias. Pedí una baja, con burdas pero bien interpretadas excusas y me refugié al calor de las mantas y el té rojo en mi estudio, entre los libros y la pantalla del ordenador.
Todas las persianas están bajadas, las rejas cerradas y la nevera repleta de comida poco sana, al igual que la despensa, que esta llena de galletas y dulces varios.
En el salón hay una botella.
Lleva ahí unos tres dias, si mal no recuerdo. La abrí ayer con dedos temblorosos, y derramé algo de líquido dentro de un vaso. Un líquido de aspecto viscoso, de la densidad del aceite y el color del alquitrán, sin embargo olía dulce, tal y como lo hace el vodka de mora. Tragué sin dudar el licor, deleitándome con un sabor nuevo y para nada familiar. Una gota calló al suelo.

Fue el mismo suelo el que pareció hundirse con el peso de mis pensamientos, ahora exagerados. Recuerdas cuando hablabamos exagerando el momento? Recordando gente que faltaba, echando de menos todo y odiándolo a la vez por hacernos sentir... Reflexionabamos sobre la vida, sobre lo que sabíamos y lo que creíamos saber a diferencia de la gente... Pues debes saber que después de eso yo te traicionaba y de nuevo volvía al mundo de en el que la gravedad reina, en el que viven todos, ese mundo en que la ignorancia es mejor de lo que hubieras pensado porque equivale a no sentir nada en absoluto.
Pues agarra ese sentimiento que solo se conoce cuando realmente tienes todos los sentidos exaltados por el alcohol. Ese mundo en el que todo es realmente bueno o realmente malo, en el que no hay matices y las cosas tienen la extensión y el significado que tu quieres, los significantes no parecen simplemente existir y es la semántica la que prima en tu cabeza... el ver un todo, lo que todo te quiere decir y lo que quieres saber. El mundo, la pequeña y oscura habitación que te rodean es tu todo.

Todo eso me persiguió tras la influencia de tres vasos de líquido, a ratos negro, a ratos transparente, a ratos rojo sangre, como la que derramé en algún punto en el que creí que también lo que creía era cierto. Se que no te gusta, se que no estás de acuerdo, pero se también que seguirás leyendo lo que te digo porque entiendes lo que siento aunque todo lo hagas con más control. Se que sabes lo que es por momentos sentir que realmente todo sabes que esta ahí, por un momento las cosas te importan y sientes que debes hacerlas. Sinceramente si no tuviera que beber para hacerlo... Quizás preferiría no vivir... Prefiero no imaginar qué sería un mundo sin poder acallar las voces de mi cabeza, esas que me llaman a atender a todo lo que me rodea.
Esto...te dicen... Aquello... reponen... Y tu no puedes adaptarte a nada.. A nada... Nunca lo bastante... Nunca suficiente... como pensaba cuando era una simple quinceañera. Muchas cosas me dijeron que recordaré, como la de que abuso de los puntos suspensivos... Pero no puedo terminar frases que nadie quiere escuchar...

Y así divagando como siempre hago cuando a nadie le importa lo que ando diciendo, ni siquiera a mi, encontré una luz al final de mi pasillo. Ese que conduce a la habitación trastero que solo utilizamos cuando tu vienes, donde estan mis viejos discos de los Led Zeppelin y los Machine Head, los Uriah Heep y los Beatles. Una curiosa mezcla, como siempre hemos pensado. Pero a quién le importaban las clasificaciones cuando disfrutabamos de esos acordes e ignorabamos las letras que nos afectaban. Eso es lo bueno de entender otro idioma dicen también, el hecho de que puedes ignorar lo que otros piensan cuando quieras.

Allí, en nuestro rincón había una luz que cruzaba los marcos de la puerta ya nunca traspasada. Y guardaba los restos polvorientos de un adiós que llegó demasiado pronto. Me acerqué con ojos curiosos por supuesto, no se si por que así lo deseaba, o porque el alcohol o lo que fuera me empujaba a andar en busca de lo que no conocía. Detrás de la puerta vi otra habitación, y la forma de una mujer.
No debería decirlo, pero me resulto algo demasiado bello. Su piel era tersa e insinuante, blanca, impoluta, casi infantil diría, de esas que parece que nunca les hubiera tocado la luz del sol. Y ella yacía ahí sobre el sofá en paz, con una gran sonrisa y quizás la ilusión de un mañana mejor, como el que todos esperamos. Dejándolo todo para un mañana en el que las cosas que ahora nos preocupan no sean más que un malo pensamiento que en algún momento nos hizo mejores, más grandes ante la adversidad que otros nos que obligan a vernos pequeños. Sabes? Nunca entendí porqué debía defender lo que me hacía sentir triste delante de otros. Acaso no es todo lo que nos hace tristes lo que nos hace crecer, cambiar y ser otros, a veces mejores, a veces más pequeños y cerrados?

Y ahí descansaba ella en paz, con los rayos de luz de luna recorriendo todos los centímetros de su piel, en una desnudez insana, en una desnudez pura, y en una paz obscena para el mundo en el que vivimos, ausente de ruido, ajena a los sonidos de los coches, las calles, los viandantes y sus conversaciones superficiales, a veces compartidas por todos. Ella era la conclusión, era el comienzo y el desarrollo, ella era todo aquello que alguna vez debieramos recordar.

Ella era... Sabes lo que era? Ella era el cúlmen de un artista. Ella era una belleza alguna vez viva, ahora muerta, ausente de toda aquella consideración tétrica, la consideración retorcida, la consideración que está comprendida en el cannon de lo normal. Ella era la vida y su final. Ella era la certeza de que hagamos lo que hagamos, seamos quien seamos, abusemos de lo que abusemos, queramos a quien queramos, nos recuerde quien nos recuerde, siempre acabaremos de la misma manera.. Dejándo un cadáver insólitamente algo, sorprendentemente otra cosa, nada al fin y al cabo. Demasiados recuerdos no guardados. Ella era un todo en sí misma. Ella era... Yo?

1/13/2009

Anochece 3

No puedo acostumbrarme a visitas sorpresa de un sucubo que viene a disfrutar de mi sola confusion.
Ya no consigo conciliar el sueño de manera comoda por las noches, y por las mañanas creo ver como se forman figuras inmoviles en la pared de mi cuarto con la luz que se escapa entre los recovecos de las persianas. Veo a esos seres, y creo sentir un calor que me abraza, como si hubiera alguien mas en mi cama, conmigo, no creo que nadie pudiera descansar con un visitante inesperado, aunque quiera convencerme de que no hay nada entre mis sabanas.

Hoy ha amanecido lloviendo. Todos duermen menos yo y una maquina que provoca estruendosos ruidos, los mismos que se levantan sobre la musica que escucho y no me permite concentrarme en lo que estoy haciendo. Es por eso que he decidido volver a escribirte y dejar aparcado esto. Es mi dia libre asi que deberia aprovecharlo bien, descansando.
Bajo la ventana puedo ver como varias personas vagan bajo sus paraguas huyendo de las gotitas de agua. El dia tiene una atmosfera gris invernal, parece que la estacion nos esta venciendo ya, y tendremos que despedir al sol que tan poco se ve en este area del globo.

Me gustaria investigar sobre que es lo que me esta pasando, quizas la esquizofrenia pueda ser una de tantas explicaciones psicologicas plausibles, pero tampoco quiero caer en el error de pensar que estoy enferma, la mente es demasiado poderosa y creo que tal vez el solo hecho de pensarlo me hara convertirlo en algo real. Asi que ahora solo intento ignorar las imagenes con mas fuerza.
Ando por las calles mirando al suelo, siempre con los ojos fijos en las lineas de las baldosas de la acera, con cuidado de pisar las horizontales y no las verticales. Es una simple distraccion, pero que otra cosa puedo hacer? No crees que si volviera a caer en mis tentaciones solo agravarian el proceso por el que estoy pasando? Ni siquiera estoy segura de que no sean la causa.

Pienso en cogerme unas vacaciones, abandonar por un tiempo el barullo de la ciudad e irme a la casa de campo. ¿Hemos pasado buenos ratos alli verdad? Pero no estoy segura de que ir acompañada de mi sola presencia sea algo que me convenga.

Asi que dime, tienes alguna de las respuestas a las preguntas que ni siquiera puedo hacer correctamente? Estoy muy cansada, despierto todas las mañanas con una grave sensacion de desarraigo, con ganas o esperanzas, o quien sabe como se llame esta sensacion que no me deja respirar con normalidad. Con esas ganas o esperanzas de volver a sentirme como cualquiera, si es que eso fuera posible de nuevo alguna vez.

Todas las mañanas tengo que enfrentarme al reto de vivir con normalidad, levantarme de mis calidas sabanas como todos, hacerme un te para despertar los sentidos, dirigirme en un autobus lleno de gente hacia un trabajo monotono, mientras que noto como los dias se hacen mas cortos, anochece antes y mi miedo se acrecenta. Las temperaturas comienzan tambien a bajar, y las calles se van vaciando. Hay veces en las que salgo de trabajar mas tarde de lo normal por la razon que sea, y ya no hay biandantes por ningun lado, y miro a las esquinas esperando a que algun extraño ser me asalte con intenciones que todavia se me escapan. En el trabajo ya se estan preocupando por mi, todas las mañanas tiene que salir de alguien la gran pregunta que todos hemos temido en algun punto de nuestra vida, mientras que escribes tranquilamente oyes unos pasos a tu espalda, contraes los musculos y agudizas los sentidos esperando a que no sea alguien que viene a hablar contigo, hasta que oyes como el sonido de los pasos para, cierras los ojos y por fin oyes una voz cualquiera que en bajo tono te dice:

- Estas bien Jolene?

Y tu solo puedes tratar de desentumecer los musculos de la cara y reflejar una sonrisa lo mas relajada posible, levantas las cejas y encojes los pequeños musculos de alrededor de tus ojos tratando de reflejar un gesto dulce, y dices:

- Si, es solo que estoy un poco cansada del trabajo.

Y vuelves a encerrarte en tu carcel de palabras, esas que pasan delante de tu mirada, sin ningun tipo de significado, ya sean en tu mismo idioma o en otros. Solo esperas que nadie vuelva a preguntate por tu estado animico, que sean capaz de ignorar tu existencia tanto como tu quieres ignorarla. A veces se me hace pesado tener que mantener esa expresion jovial solo para no tener que ahondar en mis pensamientos y hacer algun tipo de sinopsis de lo que se me pasa por la cabeza para gente que realmente no se interesa por ello. O quizas si lo hacen... pero ya no intento comprobarlo.

[...]


Antes he tenido que dejar de escribirte, lo siento.
Mientras que tecleaba en mi estudio, sentada en el sillon verde, con los auriculares puestos, concentrada en plasmarte lo que me esta pasando, crei oir campanas, y si, no me hace falta imaginar la cara que has puesto al leerlo. Estoy segura de que has fruncido el ceño y seguidamente has estallado en carcajadas. Vale, no significaban nada, cuando me he quitado uno de los auriculares he caido en la cuenta de que pertenecian a la cancion que sonaba, pero el caso es que me he sobresaltado y he apartado las manos del teclado. Las campanas eran de la cancion, pero despues he creido oir a alguien hablando.

Por supuesto al mirar por mi habitacion no he visto nada, las cortinas blancas inmoviles en las ventanas, el sillon en el que siempre te sientas, aquel que esta en la esquina de la habitacion, justo debajo de la coleccion de libros clasicos de la que siempre te has querido llevar algo... Todo en su lugar tal y como debiera. Todo en paz, en silencio y vacio.

Me levante de la silla y solte los auriculares, fui hacia la cocina a tomar un vaso de agua, y cuando volvi alli estaba el, sentado en tu sillon, leyendo mi libro de Wilde, con mirada de interes, haciendo una critica a los libros del siglo diecinueve como si de un entendido se tratase.
Me sente de nuevo, mirandole con incomprension y miedo, como ya hago a estas alturas y el siguio ahi, leyendo en silencio, dirigiendo las paginas del libro hacia donde daba la luz para poder leerlas con mayor facilidad.

Despues de unos minutos en los que casi termine mi paquete de cigarrillos, distraida jugando al solitario en el ordenador, con la garganta seca y un dolor punzante desarrollandose dentro de la misma y dentro de mi estomago, el hablo. Ya sabia como sonaba su voz, sin embargo me sobresalte al oirlo.

"No piensas dirigirme la palabra? Es asi como pretendes hacerme desaparecer?"

- Simplemente te he visto muy distraido con mis libros y no he querido molestar. - Le dedique una de mis sonrisas vacias y se le torcio el gesto

" Si crees que puedes engañar a alguien con esa falsa interpretacion de felicidad estas muy equivocada. Tal vez todos se tranquilicen con esa sonrisa ensayada, pero yo no."

- No quiero pelear contigo, estoy demasiado cansada para ir en contra de lo que nadie piense, o para justificarme delante de nadie. Tengo muchas cosas que hacer y preferiria que te fueras, te lo pido educadamente, no tengo intencion de incomodarte, pero contando con que no se quien eres, no voy a preocuparme por lo que te pase.

" Sabes que no voy a irme de aqui hasta que no me des lo que quiero."

- Que es lo que quieres exactamente, una historia? Quieres verme sufrir? Quieres observar como dia a dia destrozas mis nervios e impides que duerma y pueda hacer cualquier cosa como antes?

" Quiero que vengas conmigo, pero todavia no es la hora, asi que mientras, me conformo con que me sirvas de entretenimiento".

Esta vez no acompaño esta afirmacion con una de sus medias sonrisas tipicas. Creo que necesitaba de esa expresion para confiar al menos en que no tenia intencion de hacerme daño.

- No es muy temprana tu visita de hoy?

" Yo no veo sol por ninguna parte, lo ves tu?"

Tras el silencio y la reflexion que acompañaron a esta pregunta, se escucho como una llave giraba dentro de mi cerradura, y al volverme el ya no estaba.

Volvi de los mundos del pensamiento y corri hacia la puerta a recibir a otro visitante, esta vez uno humano supuse, alguien que venia a interrumpir mi calma. No era el momento realmente para tener que finjir interes ante cualquier anecdota superflua, pero ya no habia vuelta atras. Por el pasillo intente recordar quien tenia las llaves de mi puerta a parte de ti, por supuesto. Y ahi aparecio ante mi mente... Mi hermano.

" Buenos dias. Hace una mañana maravillosa para quedarse en casa viendo peliculas verdad?"

Hace una mañana perfecta para quedarse encerrada en una habitacion oscura y no salir hasta el juicio final, si...

" Que pasa, no pretendes saludar a tu hermano?"

- Puedo saber que es lo que quieres? O al menos, durante cuanto tiempo te vas a quedar aqui esta vez, porque la ultima fue una temporada demasiado larga y cargante para mi, no se si lo recuerdas pero estuve muy cerca de echarte de aqui?

" Ah si?"

- No te lo dije? Vaya desconsideracion por mi parte. He de suponer que te has quedado sin dinero no?

" Quizas solo venga a ver como esta mi hermana pequeña"

- Como quieras.

Y asi se desarrollo una tarde en la que pense que los minutos de vida que me quedan huian por el sumidero. Hay momentos en los que gente cercana te recuerda como solia ser todo. Y yo en estos momentos no quiero recordar nada.
Por suerte logre convencer a mi maravilloso hermano que se alojara en un hotel, que yo se lo pagaria y que quizas en otro momento en el que me encontrara menos ocupada lo volveria a ver
.

1/05/2009

Anochece 2

(Segundas partes nunca fueron buenas dicen, pero no me he podido resistir, tiene fallos y las tildes desaparecen porque la escritura sin atildacion es mas rapida :P, algun otro dia lo corregire, ahora es tarde)


Ya ha pasado una semana desde que te fueras, y necesitaría que estuvieses a mi lado. "Desengancharme" de esa costumbre de darme a la bebida en busca de la solución a mis problemas me está costando más que nada que haya hecho en mi vida. Además, me esta afectando de extrañas maneras.


Desde que te fuiste he entrado en un mundo hecho de mezcalina. La aparición de ese joven en el banco ha sido la primera de las visiones extrañas que me atormentan el día a día. No se diferenciar todavía si son reales o no, no puedo contarselo a nadie porque pensarían que estoy loca, así que prefiero relatarte lo que me pasa de aquí hasta que vuelvas, y quizás tu puedas darme una explicación lógica para todo.


He tenido noticias de mi hermano, parece que su enfermedad remitirá, y su mujer lo cuida a diario, parece que una de mis preocupaciones amaina, y el otro... pues ya sabes sigue malgastando dinero por algun rincón del mundo, trabajando de camarero y durmiendo poco mientras que se enamora de una pretty woman tras otra por no calificarlas de otra manera.


Pero ese no es de lo que quería escribirte.

Como e dicho antes, creo que comienzo a vivir en un mundo de droga sintética, no se si se trata de algun fallo en mi mente o simplemente es que me preocupo demasiado y para protegerme me obligo a abstraerme de las maneras mas extrañas. Simplemente veo cosas que antes no veía. Cosas... que pienso que ni siquiera estan ahí.

Esta semana en el trabajo me he estado sentando en mi mesa, la que parece hecha de contrachapado y pintada con un triste color gris, todos las mañanas a las ocho y media como siempre hago, a ver despuntar el amanecer tardío de estas mañanas preinvernales, con un té rojo en una mano y el bolígrafo azul en la otra, sobre los cientos de papeles llenos de dudas a resolver, como siempre, como pasa un día y otro y otro sin final alguno. Y mientras que miraba como la esfera dorada subía entre los edificios, reflejandose en las ventanas de plástico a imitación del cristal creí ver todo tipo de seres sonreirme desde ellas, seres deformes, algunos pequeños con aspecto demoníaco y sonrisas repletas de malas intenciones, otros altos y esbeltos, sin rostro y con piel rugosa y gris, con vetas negras en las ligaduras de las extensiones, otros simplemente indescriptibles, de manos largas y huesudas, de cuencas vacías y sonrisas negras, mas parecidas a las de los hombres que fumaran durante miles de años que a cualquier otra existente.


Al salir el sol por completo, esos seres desaparecían. He de confesar que he girado el escritorio que tanto me gustaba por dejarme distraerme con los simples reflejos de la luz en cada metalico resquicio, por miedo a encontrarmelos ahora cada mañana, advirtiendome de algo que esta por pasar.


Ayer por la tarde me sente en mi terraza en las sillas de madera, esas forradas de caoba que fuimos a comprar un dia, y comence a escribir un rato solo por pasar la tarde de viernes. Al caer la noche me sobrecogio de nuevo la sensación que tuve en el bar, y mientras sol volvia a perderse entre los edificios aquel paisaje estepario volvio a aparecer ante mis ojos, con el mismo tono anaranjado que todo adquiere en el crepúsculo, pero no vi esta vez a los simpáticos seres que todas las mañanas me observan, sino a aquel joven que "salio del arbol". Incluso me resulta absurdo escribir esa frase porque mi mente no es capaz de concebir tal absurdo. El me miraba, fijamente, y parecia que de igual manera obserbava lo que yo tenía a mi alrededor. Tras unos minutos en los que no lo vi parpadear ni un segundo, saco sus manos de los bolsillos y se giro, y desaparecio en una rafaga de viento arenoso.


Me levante buscando alguna botella de alcohol por mi habitacion, algo de droga, cualquier cosa que estuviera a mi alcance y me permitiera elevarme sobre el mundo de distorsionada realidad que ahora me rodea. Se que te sentiras mal mientras que lees mi confesion, pero no puedo ocultarte que lo hice, sabes que no tengo secretos para ti.


Mientras que corria desconsolada por el salón, tropezandome con el sofa de skay negro que tanto odio, y removiendo las figuras que tengo en las estanterias, quitando libros por si hubiera escondido algo detras, sono mi movil, aunque no aparecio ningun numero en la pantalla. Descolgue intrigada y oi una voz algo familiar al otro lado, una voz melodica y profunda.


" Conque es ahi donde vives? O quizas sea mejor decir, donde sobrevives a juzgar por tu expresion cansada."


- Quien eres?


"Es que realmente te importa? Vamos, si es que te importa algo a estas alturas..."


- Simplemente quisiera saber si eres un psicopata pervertido del que preocuparme o no eres mas que otro loco cualquiera


"Otro loco como tu? Considerarias a alguien que piensa distinto loco? No, no te preocupes, no hay nada pervertido en mi interes por ti. Sere sincero, simplemente me diviertes bastante, tu forma de ser me atrae mas que la de el gentio feliz que corre por las calles como un animal que va ignorante hacia el matadero, confiando en dioses y en fuerzas que llevaran sus vidas y haran que todo lo que ellos han torcido vuelva a su estado original, si es que ese estado no es ficticio tambien."


- Mira, no se quien eres, y no tengo interes en que me pase nada raro asi que si no te importa voy a colgar y como vuelvas a llamarme llamare a la policia.


"Como localizarian una llamada que nunca has tenido?"


Seguidamente la voz se apago, y donde deberian haber aparecido las llamadas recibidas solo habia varias de mis compañeros de trabajo y un par bastante antiguas de un par de amigos de mi infancia.


La llamada no habia existido, pero si lo habia hecho en mi mente, igual que las imagenes que ahora me acosaban, me senti agobiada, senti la pesadez y el vacio que me acosan cada vez que estoy triste sin razon, sin embargo era el desasosiego del no saber lo que primaba sobre todo lo demas. Tenia tantas preguntas de repente en mi cabeza. Quien era ese hombre? Que queria de mi? Como habia sabido mi nombre cuando me vio sentada en aquel banco? Habia podido guardar el numero de mi movil cuando lo cogio del bar?


Solo sabia una cosa, queria drogarme, con drogas blandas como acostumbro a hacer, algo de cannabis para poder relajar mi mente y sustituir todas las dudas por sensaciones que maravillan a mi entendimiento. Queria de nuevo pararme a mirar el brillo de las farolas a traves de mi ventana, deshacerme en el humo de mi cigarrillo, saborear los colores de las velas que tengo sobre la encimera de caoba, reirme hasta explotar con peliculas antiguas de serie B, con cualquiera de las que colecciono cerca de los libros que poseo. Pero para hacer eso deberia salir a la calle e ir en busca de mi compañero de trabajo, ese que solia tener siempre algo y me lo vendia a cambio de un par de cervezas y una cena casera, realmente se vendia barato, se podia decir que comprendia mis necesidades despues de unos cuantos dias de vacio y monotonia.


Cogi mi chaqueta, las llaves del cuenco de al lado de la puerta y sali corriendo por las escaleras, y por las calles, reptando entre gente a la que no conocia, como me gustaba hacer. Las calles estaban llenas de transeuntes sin nombre que no podia cosiderar un estorbo en el paisaje de la ciudad, encajaban demasiado bien entre ese mar de edificios desgastados por los años. Hacia viento, y la nariz se me congelaba al igual que las primeras falanges de los dedos, habia vuelto a olvidar los guantes, al final los tenia de adorno, como tantas otras cosas que llenaban mi casa y estaban alli solo para recordarme pequeñas partes de mi vida pasada. El viento hacia que las grandes masas de nubes se movieran a una velocidad frenetica, la luna ora desaparecia, ora aparecia en un pequeño hueco entre nubarrones oscuros, parecia que iba a llover. Y entre todo el gentio reconoci esa mirada, ese brillo plateado que me perseguia en sueños ahora tambien.


- No!


Grite en medio de la masa, y varias caras se giraron hacia mi, mientras que otras simplemente siguieron su camino sin inmutarse. Corri de nuevo en direccion a mi casa, esta vez sintiendo miedo a lo desconocido. Quien eres?! Queria gritar, pero no podia emitir ningun tipo de sonido por tener las cuerdas vocales secas por el aire frio que aora congelaba mi garganta mientras que corria, cada vez con mas calor, sudando bajo la chaqueta de cuero. De vez en cuando conseguia girarme y buscaba con la mirada otra vez ese brillo plateado entre los murmullos de cientos de zapatos que cruzaban las calles peatonales llenas de adoquines.


Consegui alcanzar la puerta de mi casa, y la cruce como si de una corriente de aire se tratara. Tire todo sobre la encimera que esta al lado de la puerta y me sente en el sofa, con los codos sobre las rodillas, sujetando mi pelo, intentando concentrarme en olvidar la pesadilla que estaba viviendo en esos momentos. Cerre los ojos intentando hacerme a mi misma desaparecer, quizas si me concentraba lo bastante despertaria en algun lugar muy lejos de alli y alguien me despertaria con voz dulce diciendome que todo habia pasado, que solo habia tenido un mal sueño. Pero obviamente me vi obligada a volver a abrir los ojos, y alli estaba el.


"Estas sorprendida? Aun no te he dado la oportunidad de agradecerme mi regalo?"


- Quien eres? Quiero que te vayas!!


"Seguro que quieres que me vaya? Como puedes estar segura de que no has sido tu la que me has creado?

Dame una oportunidad, no salgas corriendo y simplemente disfruta de una conversacion conmigo"


Mi corazon volvia a latir a mil revoluciones, como habia estado haciendo demasiadas veces durante estos dias, pero me quede en silencio mientras el se acercaba al sofa y dejaba sobre la mesa dos copas de fino cristal rojo, dos cigarrillos burdeos y sacaba de una mochila negra a modo de riñonera una botella del mismo color. Lo observe mientras derramaba algo de liquido parecido al licor de granadina dentro de las copas y me la ofrecia junto al cigarrillo burdeos.


" No querias escapar del mundo? Hazlo conmigo"


Sinceramente, no tenia ni idea de quien era esa persona, de que podia estar haciendo en mi casa, de cuales eran sus intenciones, de que era el liquido que me ofrecia, bien podria haber sido veneno, pero su ofrecimiento me parecia lo mas inteligente que nadie me habia dicho en dias, semanas incluso meses. Algo vacilante levante la copa, la mire, mientras que el brillo de la lamparita que tengo junto a la mesa la atravesaba, y bebi de un sorbo un licor dulce, con un regusto amargo como puede tener el vodca, si era veneno ya podria actuar rapido y dejarme salir de esa espiral de imaginaciones violentas que estaba atravesando. Encendi el cigarrillo y saboree ese gusto a frutas del bosque que contenia, el me miro divertido, con una sonrisa perfecta cruzando sus igualmente perfectas facciones y aquellos ojos, que parecian no necesitar acostumbrarse a la oscuridad fijos en mis labios mientras dejaba escapar el humo.


"No te sientes mejor ahora?"


- Si. - Era sincera, sentia una relajacion mayor de la que nunca hubiera imaginado, y de pronto todo tenia el color que parecia que siempre hubiera debido tener, todo parecia estar en continuo movimiento y todo formaba parte de un todo. No pude hacer mas que sonreir.


" Te gusta ver el mundo a traves de mis ojos?"


- Si. - Solo tenia monosilabos en mi cabeza y un cumulo de sensaciones historias, imagenes se me derramaban dentro de la cabeza.


" Que estas viendo ahora mismo?"


- Veo a una chica, pelirroja, asomada a un balcon. Hace viento y sus ondas se mueven al ritmo del viento, puedo oler el mar... Lo hecho de menos... Y ella esta ahi... espectante, espera algo, pero no puedo saber que es... esta triste, muy triste y sola... Y siente pesar y rechazo... y odio...


" Debe ser el frio, ya te lo dije el otro dia, tanto revitaliza y despeja, como entristece. Es asi como tu te sientes entonces? Sabes, los artistas solo sabeis expresar bien como os sentis dejandoos llevar dentro de una maravillosa vision... Dentro de ella sabeis describir lo que estais pensando, como os sentis, podeis decirlo todo, comunicar vuestra tristeza y vuestra alegria. Sin embargo se os pregunta directamente como estais y solo sabeis o callar o explotar si teneis algo de alcohol cerca... Eso no puede ser nada bueno... Por que todos los que vivis de la belleza y realmente sabeis verla y aprovecharla quereis morir?"


- Porque vemos la tristeza tan claramente como la belleza... Y siempre entre dos extremos tiene que haber uno que sepa absorver al otro. No creo que pudieramos vivir, aunque tuvieramos todo el tiempo del mundo para vivir dentro de una gota de rocio que se debate entre reposar o caer sobre una mala hierva.


" Sois tan exagerados."


Acompaño esa frase con una sonrisa dulce, mientras bajaba la mirada a su cigarrillo y pensaba en quien sabe que cosas.


- Que es lo que ves tu?


" Nada. Es por eso que te necesito. No quiero nada de ti, es mas, mucho tiempo he pasado ya observandote sin saber porque se te hacia tan pequeño el mundo a ratos, y en otros te parecia una enorme bola metalica que cargabas sobre los hombros, o que te oprimia hasta hacerte sentirte la cosa mas pequeña de este universo. Ahora soy yo al que su mundo se le ha quedado pequeño y necesita que tu le enseñes otros nuevos. Es por eso que estoy aqui."


- En mi casa?


" No, en tu mundo"


Tras eso, solo recuerdo unos sorbos mas de la copa que bien podia contener el sabor de la ambrosia, un par de segundos mirando a sus ojos color plata,y un leve sopor que se iba apoderando de mi mientras mis ojos caian.


"Volveremos a vernos pronto Jolene..."


Alcance a oir, y tras ello la oscuridad se cirnio sobre mi.

Anochece...

Te juro que no sabría explicarte que pasó anoche, y no, no bebí, se que se te hace difícil creerlo después de cómo me he comportado últimamente, pero anoche solo toqué una cerveza. Tengo la mente un poco aturdida y de la misma manera el cuerpo. Además, quisiera pensar que los recuerdos que conservo son producto de alguna droga alucinógena que consumí, pero puedo prometerte que tampoco consumí nada ayer, y que nadie se acercó siquiera a mi cerveza.

¿Recuerdas que salimos verdad?
Pues cuando tu decidiste volver a tu casa, yo todavía me quedé un rato en el pub, hablando con el camarero de esto y de aquello, era un hombre agradable que tenia mucho que decir sobre lo poco que entendía. En un momento en el que se alejo de mí para atender a las demás personas de la barra, se sintió una brisa fría correr por el rojizo bar, y luego una ráfaga de aire caliente, tan abrasador como el vientre de un volcán, y después todo se tranquilizó.
Al parecer fui yo la única en darse cuenta de que tales fenómenos meteorológicos habían ocurrido, ya que todo el mundo seguía con sus charlas y sus risas estruendosas en las mesitas redondas y las sillitas metálicas en las que se encontraban postrados.

Me levanté de la barra abandonando la cerveza y el móvil, y me interné en el oscuro pasillo que lleva al baño, tal y como si te guiara hacia el cuarto oscuro. Allí dentro todo estaba tan poco salubre como solía, el suelo siempre encharcado, lleno de papeles gracias a la contribución de gente tan respetable como limpia,había adquirido ya el tono marrón que acostumbraba a ciertas horas de la noche, y más en días lluviosos como este. Me asomé al espejo secándome las gotitas de sudor que se me habían escapado con la ráfaga de aire que parecía haber salido de metal incandescente. Estaba ya casi lista para salir, cuando empezaron a palpitar las bombillas de bajo consumo de la habitación. He de decir que salí casi corriendo por la puertecilla blanca, esperando que nadie notara la personalidad histriónica que me iba dominando por momentos.

Llegué a la barra y encontré en el lugar en el que estaba mi móvil, uno distinto, del mismo color, y el mismo tamaño, pero a la vista no se me hizo familiar, obviamente no era el mío, lo recordaría, y no me importó que el camarero me prometiese que nadie se había acercado a mi bebida o mi teléfono.

Dejé el taburete a un lado, saqué mi cartera, pagué al camarero y me dirigí a la puerta mientras me ponía la chaqueta y sacaba el paquete de tabaco para encenderme un cigarro en la puerta. Desde que en los bares no se permitía fumar, ya no disfrutaba igual del tabaco, el frío me congela los pulmones a la vez que inhalo aquello que me relaja. Debería dejarlo, siempre lo he sabido, pero nunca me ha apetecido hacerlo.

De camino a casa desde el bar siempre debo pasar por el parque que está rodeado de rejas de color negro. Adoro ese parque,ya lo sabes, porque justo en el centro hay un árbol inmenso. Me gustaría poder decir cual es su nombre, pero solo se que es extremadamente robusto y su copa casi dibuja una cúpula de media naranja. Justo debajo de él hay un banco en el que me gusta sentarme a leer algunas tardes mientras cae el sol. Aproveché ya que pasaba por allí y me senté en el banco de granito a observar los columpios mientras el cigarro se deshacía y el ritmo lento de la canción que escuchaba me invitaba a dormir.

Dudo ahora de si pude quedarme dormida mientras sujetaba el cigarrillo entre mis dedos y su calor y el sopor que me envolvía me hicieron ver lo que vi. No sabría decirlo, pero de repente, tras mi espalda llegó una corriente de aire gélido igual que la que me había sobresaltado en el bar, y tras esta una de aire caliente, como procedente de las entrañas de la tierra, y de nuevo vinieron las gotitas de sudor saliendo por los poros de mi frente.

Me giré a tiempo de ver como entre la corteza del gran árbol se distinguía una luz naranja, como si ardiera interiormente. Obviamente la parálisis momentánea que sufrí tras encontrarme tal imagen me impidió levantarme y salir corriendo. No podía despegar los ojos de las líneas que se dibujaban en la corteza por la luz, de veras parecía que estuviera repleto de lava. Y durante un segundo en el que me giré hacia los columpios para levantarme y acercarme a aquel extraño producto de la naturaleza, la luz desapareció.

Me senté de cara al lugar en el que había visto las llamas y encendí otro cigarro. Después de dar la primera calada noté que había alguien de pie detrás de mi espalda, al girarme con el corazón latiéndome a mil revoluciones encontré un joven de pelo negro por la altura de las costillas y unos ojos grises, del color de la plata casi se podría decir, por el brillo que contenían, tenía una expresión extraña, como de curiosidad, y parecía algo afectado por el frío aunque por su palidez parecía más bien alguien que viniera de climas fríos.
Le pregunté si quería algo, y me contestó que si había visto su teléfono, que tenía que volver y lo necesitaría en otro momento. Yo supuse que el que él había estado en el bar y el que yo tenía era el suyo y el habría cogido el mío por equivocación. Se sentó a mi lado mientras yo buscaba en mi bolso y comenzó a hablar sin mucho sentido.
“ ¿No son bonitas las noches en las que no hay más que silencio en las calles? El silencio es algo tan reconfortante… pero es tan frío, ¿no crees? ”

- Si, eso creo si…- Me apresuré a afirmar sin prestar demasiada atención

“ El frío me provoca un gran vacío en el corazón. Y el vacío me hace estar triste. Y la tristeza me hace odiar… Que divertidos son los sentimientos de un humano”

- Si, también a veces a mi me maravilla lo complicados que podemos llegar a ser, nunca contentos con nada y todas esas cosas.

“Buscáis un equilibrio que nunca llega a ser pleno, y eso os frustra. Siempre andáis en busca de eso a lo que llaman felicidad y no os conformáis con nada, tanto si es bueno, como si es malo. Pero si os veis al borde del abismo todo cambia dentro de vuestros cerebros. Una falsedad llevada a tal extremo que se convierte en verdad. No os imagináis las noches de entretenimiento que me habéis llegado a proporcionar.”

Volví a observarlo, sus ojos plateados brillaban con la luz de la farola que nos vigilaba, sin embargo no tenía nada fuera de lo común, una belleza que hacía que incluso me ruborizase si, pero solo era alguien normal, vestido con vaqueros y una sudadera negra, con un colgante plateado que no sabría describir. La conversación se hacía rara por momentos, pero yo quería que me diera mi móvil y no me interesaba hacerme la desconfiada para que se aprovechara de mi y saliera corriendo, además su voz era profunda y melódica y se hacía placentero escucharlo, por lo cual seguí hablando.

- Yo no busco la felicidad, ya hace tiempo que renuncié a saber que era, se que no existe de manera permanente, pero odio experimentarla y deber arrepentirme sobremanera más tarde.

“ Sólo ocurre eso si la buscas en el fondo de una botella Jolene…”

Lo miré fijamente con el rostro inclinado, como hacen los canes cuando parecen no entender algo, el sostuvo mi mano y cogió su móvil con la otra.

“Recuérdame, hoy no puedo quedarme durante más tiempo, pero volveremos a vernos.”

Tras esto, simplemente me besó suavemente en la mejilla, se levantó y se dirigió hacia al árbol. Ahora llega la parte que menos creo yo misma de mi historia, cuando rozó la corteza, la misma llama pareció encenderse detrás de ellas, hasta que se apartaron y dejaron que se entreviera lo que parecían unas escaleras que se internaban en lo más profundo iluminadas por un reguero de llamas que ardían en las esquinas superiores del pasadizo. El se giró, murmuró algo y sonrió para sí, me hizo un guiño y comenzó a bajar las escaleras mientras las cortezas volvían a unirse.
Yo me levanté algo aturdida, y decidí que llegar a casa lo antes posible era lo mejor que podía hacer en esos momentos. Esta mañana al despertar, después de dormir tan poco por conciliar el sueño tan tarde, pensé que había sido el sueño más vívido que había tenido nunca, me había encantado, mis personajes cada vez se hacían más interesantes. Sin embargo cuando toqué la mesita de noche con las llemas de los dedos en busca del móvil, oí el sonido de una cadena, una cadena de plata que sostenía un colgante que no sabría describir.