5/02/2009

Jack y Lilly

Lilly corre asustada por el pasillo de piedra centenaria, tose con el polvo, y espira de la manera en que solo los niños hacen.


Lilly tiene miedo, como nunca, como siempre... Jamás hubiera pensado sentirse como en estos largos segundos de zancadas interminables y de sentirse perseguida por un taconeo de madera, de ritmo acompasado y rapido.


Jamas hubiera pensado que pudieran las cosas torcerse de esa manera...


Jack corre entusiasmado, repleto de energias, de adrenalina y crueldad... Una extraña mezcla surgida del desarrollo y disfrute interno del morbo de lo prohibido y nunca visto. Una seguridad sobrehumana adquirida gracias a la certeza de saberse campeon en el juego de la vida.


Las cartas estan sobre la mesa, la suerte esta hechada. Jack persigue a lilly, y en algun momento ella habra de pararse.

Lilly desfallece. Lilly respira a demasiada velocidad sin conseguir apenas algo de oxigeno. Se tropieza, desestabiliza el ritmo de su respiracion, y para.


Jack sonrie. Con una sonrisa que le recorre el rostro, al igual que el recorre con mirada desorbitada cada centimetro de la larga falda azul de Lilly. Ansia poder rasgar esas margaritas que tiene pintadas, desatarle el pelo y hacerla suya, para el y nadie mas, como siempre debio haber sido.


Lilly llora desconsolada, con la cara entre las manos dejando escapar las lagrimas y la saliva que se desliza por sus labios estirados en una mueca de espanto. No puede apenas respirar, el cansancio y el llanto la hacen no ser capaz de absorver algo de aire.


Jack no puede oir nada en estos momentos. Solo oye quizas, el sonido de su corazon, pero es algo que se encuentra muy en la lejania. A Jack el mundo se le oscurece. Un foco de plato enfoca a Lilly, casi puede ver la luz blanca purificando su piel.


Lilly no quiere girarse, si ha de morir no sera con la cara de su agresor impresa en la retina.


Jack levanta su mano derecha, sujetando el cuchillo, con un suave movimiento lo deja caer y cuidadosamente raja el jersey verde de Lilly. Despeja su pulcra espalda con una caricia y vuelve a levantar los brazos, esta vez los dos juntos.


De nuevo caen las manillas del reloj, y con un gran estruendo, suenan las campanas, es la hora. Son las 7, y algo va a acontecer, asi lo sienten las motas de polvo que se desprenden de las piedras con la vibracion de la señal de alarma.


De nuevo caen los brazos de jack sobre el torso de lilly. Cree haber escuchado como ella gritaba agudamente, tambien cree haber podido oir de lejos los ecos del dolorido aullido de la tierna muchacha. La luz blanca se vio invadida por millones de rallos rojos que impactaban sobre el... sobre sus mejillas, sus manos de las que a veces se escapaba su arma entre tanto carmesi.


Toda la escena se tiño de rojo, como asi lo haria de negro para el cuando llegara la hora.


- Prometí que volvería a buscarte mi amor, y así lo he hecho.



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